martes, 13 de agosto de 2013

Análisis de ciclo de vida, ‘de la granja a la mesa’ - ¿Cuántos kilómetros recorren tus alimentos?

     El concepto food miles, traducido como ‘kilómetro de comida’, tiene su origen en el Reino Unido, introducido por el profesor Tim Lang a principio de los años 90. El término hace referencia a la huella ecológica creada por el transporte de alimentos, desde el lugar de producción hasta el de consumo.  



La producción y el transporte de alimentos son un factor muy importante en la huella de carbono y las emisiones de un país. En muchos casos, las empresas alimenticias buscan ahorrar costes, produciendo alimentos en países con baja mano de obra, y con un clima que permita la venta de productos (fruta y verdura) fuera de temporada. Esto puede crear una huella de carbono mucho mayor que en productos producidos nacional o localmente.

Los supermercados están repletos de ‘alimentos kilométricos’, la mayoría de los cuales recorren más de 5000km de media antes de llegar a nuestros platos, creando así una total desconexión con el origen de los alimentos, y por lo tanto su calidad y su efecto sobre el medio ambiente. Los alimentos consumidos en España emiten al año casi 5 millones de toneladas de CO2, contribuyendo así al cambio climático.

En el Reino Unido, el movimiento a favor de la comida local y los food miles está bastante desarrollado (página web 'Food Miles'). La concienciación ambiental de algunas empresas les ha llevado a promover iniciativas de producción de alimentos de manera local, evitando, cuando sea posible, transporte desde otros continentes. Muchos alimentos utilizan etiquetas de huella de carbono que indican las emisiones de CO2 asociadas al producto, permitiendo al consumidor realizar decisiones de compra en función del impacto ambiental. En España, este tipo de iniciativas se ven más rezagadas posiblemente por una falta de concienciación del consumidor y/o una falta de iniciativa y empuje del mercado.

Existen otro movimientos en Europa que promueven el consumo loca, como es el movimiento ‘slow food’, nacido en Italia en 1986 y ahora presente en más de 50 países, que fomenta el consumo de productos sostenibles y de buena calidad (http://ingenieriaruralymedioambiente.blogspot.com.es/).

Aunque es importante conocer la importancia de reducir la huella de carbono de nuestros alimentos, no se puede medir el impacto ambiental tomando los kilómetros recorridos como único parámetro. El método del análisis del ciclo de vida sigue siendo el más fiable para calcular la huella de carbono de un producto, sea un alimento o no.

La insostenibilidad de nuestro sistema alimenticio, como ocurre con la mayoría de los problemas ambientales, tiene difícil solución, y la distancia que viaja nuestros alimentos es solo uno de los muchos factores a considerar. Aunque debemos seguir fomentando el consumo de productos locales, no podemos olvidar que el transporte es solo una parte del proceso de producción, siendo importantes también el empaquetado, el método de producción, los fertilizantes, etc.

Además, debemos tener en cuanta la estacionalidad y las características climáticas. El deseo por desayunar zumo de naranjo todas las mañanas del año hace que sólo podamos consumir naranjas nacionales durante los meses de invierno. El resto del año, los supermercados venden naranjas procedentes de países como Argentina.


Naranja Valenciana, origen: Argentina

En algunos casos, producir productos exóticos de manera local, con un clima no adecuado, puede generar una huella de carbono mayor que si son producidos en el país de origen y transportados hasta nosotros. Este es el caso del azúcar o el café, cuya plantación en Europa requiere gastos energéticos mayores que en los países de origen. Aunque no sea la solución a todos los problemas, la familiarización con el concepto food miles es importante, y podría ayudar a la sensibilización y concienciación de los consumidores, utilizando métodos como las etiquetas de huella de carbono, ya establecidas en países como Reino Unido.

Existen además herramientas básicas de cálculo online, en páginas como ‘Organic Clinker’ (http://www.organiclinker.com/food-miles.cfm) y la española ‘Cero CO2’ (http://www.ceroco2.org) que te permiten conocer los kilogramos de CO2e emitidos como consecuencia del transporte de los alimentos, comparando así las emisiones de frutas o verduras nacionales, con las que vienen del extranjero. Por ejemplo, los kg de CO2e emitidos por el transporte de un kiwi desde Nueva Zelanda hasta España; 4.441 kgCO2e, si el transporte se hace en avión. 

En la siguiente tabla se muestra la diferencia de emisiones de CO2e tomando como único parámetro el transporte del alimento, en este caso tomates. Calculamos el CO2e emitido por el transporte en camión de tomates desde Almería, o desde Llanera (Asturias), para consumo en Oviedo. Tomando como referencia un camión de 40 toneladas, las emisiones son de unos 0,92 kg CO2e por kilómetro recorrido.  

Un camión de 40 toneladas puedes llegar a transportar unos 20.000 kg de tomates. El cuadro demuestra la gran diferencia y la posibilidad de reducción de emisiones entre los dos puntos de producción, ya que, sólo en el transporte, la producción de tomates de manera local genera un 98,75% menos de emisiones de CO2e que si son traídos desde Almería.


Origen
Destino
Distancia (km)
Kg CO2e totales

g CO2e por kg de tomate
Almería
Oviedo
1024
942,08
24
Llanera
Oviedo
12
11,04
0,3

Aunque está claro que no siempre será posible producir el 100% de los alimentos de manera local, debemos seguir fomentando la concienciación y la producción más cercana, siempre que el producto, y el clima, lo permitan.  

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