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martes, 22 de marzo de 2016

USO DE HUMEDALES ARTIFICIALES PARA DEPURACIÓN DE AGUAS RESIDUALES EN PEQUEÑAS POBLACIONES.


Las actividades humanas general inevitablemente aguas residuales que contaminan nuestros ríos. En las aguas residuales urbanas estarán siempre presentes las aguas residuales domésticas y dependiendo del grado de industrialización, podemos encontrar aguas industriales y agroganaderas, así como aguas de escorrentía pluvial.

Estas aguas residuales presentan una serie de contaminantes como pueden ser aceites y grasas, plásticos, detergentes y tensioactivos, sales, arenas…



Para medir la contaminación de las aguas residuales de una población se utiliza el concepto habitante-equivalente (h-e) y hace referencia no sólo a los habitantes sino también a la industria, ganadería, etc del municipio.


El vertido de las aguas con estos contaminantes causa importantes efectos negativos:

• Aparición de fangos y flotantes, lo que puede provocar impacto visual, malos olores y degradación de los lechos de los ríos.
 • Disminución del contenido de oxígeno de las aguas por degradación de la materia orgánica, perjudicando a la flora y la fauna propia de los ecosistemas acuáticos.
• Aporte excesivo de nutrientes, principalmente nitrógeno y fósforo, que provocan crecimiento excesivo de algas y otras plantas (eutrofización).
• Fomento de la propagación de organismos patógenos, que pueden causar daños a la salud al transmitir enfermedades.
• Dificulta la posterior aplicación del agua para otros usos, comprometiendo el uso racional y sostenible de un recurso limitado. (Ver MAGRAMA: Reutilización de aguas depuradas)

¿Qué normativa nos obliga a depurar las aguas residuales?

España, como estado miembro de la Unión Europea, está obligada a cumplir la normativa comunitaria. La Directiva 91/271/CEE del Consejo, de 21 de mayo de 1991, que estableció los requerimientos mínimos para la recogida, el tratamiento y el vertido de las aguas residuales urbanas.

Esta Directiva fue traspuesta al ordenamiento jurídico español mediante el Real Decreto 509/1996, de 15 de marzo, de desarrollo del Real Decreto-ley 11/1995, de 28 de diciembre, por el que se establecen las normas aplicables al tratamiento de las aguas residuales urbanas.


Esto hace que la calidad de las aguas no sea la adecuada, comprometiendo también la obligación de los Estados de conseguir el buen estado ecológico de sus aguas para 2015 establecido en la Directiva Marco del Agua.

La depuración en los medios rurales y pequeños municipios viene condicionada por una serie de circunstancias como la irregularidad de los vertidos en caudal y carga contaminante y la limitación de recursos económicos, humanos y técnicos para la explotación y el mantenimiento, lo que hace aconsejable buscar métodos alternativos a los sistemas de depuración convencionales.

Las tecnologías empleadas en los sistemas de depuración en pequeños núcleos de población deben cumplir los siguientes requisitos:

Adecuadas a los recursos técnicos y económicos Tecnologías que requieran un mantenimiento sencillo. Costes mínimos de implantación y explotación, prescindiendo en lo posible de consumo energético, elementos electromecánicos y reactivos químicos. Simplicidad en la gestión de lodos generados en la depuración.
Sistemas robustos Los sistemas de tratamiento deben ser robustos, capaces de autorregularse de forma eficaz en un amplio rango de caudal y carga para obtener un efluente con una calidad suficiente.
Integración ambiental Las instalaciones deben adecuarse al entorno con la mayor integración ambiental posible, buscando incluso proporcionar un valor añadido de carácter educativo, turístico o recreativo.

Las tecnologías no convencionales incluyen procesos aplicados en los tratamientos convencionales, como sedimentación, filtración, precipitación química, intercambio iónico, degradación biológica, etc. Y además procesos propios de los tratamientos naturales: Fotosíntesis, fotooxidación, asimilación por parte de las plantas, etc.


Para los pequeños municipios, el reto reside en implantar tecnologías de depuración que adaptándose a las peculiaridades y condicionantes de cada núcleo, permitan obtener un efluente de la calidad deseada acorde con los objetivos ambientales de medio receptor.

Los humedales artificiales son sistemas de depuración en los que se reproducen los procesos de eliminación de contaminantes que tienen lugar en las zonas húmedas naturales.



Los humedales cuentan con dos elementos principales:

Sustrato filtrante: el agua circula a través del sustrato filtrante y/o de la vegetación. El sustrato sirve como soporte de la vegetación y permite la fijación de la población microbiana (en forma de biopelícula) encargada de la mayoría de los procesos de eliminación de contaminantes.

Vegetación: las plantas emergentes acuáticas (macrófitos) proporcionan superficie también para la formación de películas bacterianas, facilitan los procesos de filtración y adsorción (fijación de partículas) de constituyentes del agua residual y contribuyen fundamentalmente a la oxigenación del sustrato. También favorecen la eliminación de nutrientes y controlan el crecimiento de algas al limitar la penetración de luz solar.

Los humedales artificiales pueden clasificarse en 2 tipos en función del modelo de circulación del agua y de la disposición de la vegetación:

ü  De FLUJO SUPERFICIAL (HAFS): en estos humedales el agua circula por la superficie a través de tallos, raíces y hojas caídas, donde se desarrolla la película bacteriana encargada de la eliminación de contaminantes. Son instalaciones de varias hectáreas, constituidas por balsas o canales con vegetación emergente y con un nivel de agua poco profundo. La entrada de agua residual es continua (o intermitente si precisa bombeo). Se emplean principalmente como tratamiento de afino, recibiendo efluentes de un tratamiento secundario anterior.



ü  De FLUJO SUBSUPERFICIAL (HAFSS): en estos humedales el agua discurre a través del sustrato de forma subterránea por los espacios intersticiales del lecho filtrante y en contacto con los rizomas y raíces de la vegetación del humedal. La entrada de agua se realiza de forma intermitente mediante bombeo o sifones de descarga controlada. La aireación del humedal se produce fundamentalmente por la corriente de aire ascendente que se crea al circular en sentido descendente el agua.
Estos dos tipos de humedales, o la combinación de ambos, se emplean fundamentalmente como tratamiento secundario, estando precedidos por un tratamiento primario que elimine la mayor cantidad de sólidos sedimentables y otras sustancias que puedan provocar problemas de atasques o colmatación del lecho.

Estos sistemas:

ü  Tienen muy buena integración en el entorno.
ü  Permiten la creación y restauración de zonas húmedas con elevado valor ambiental.
ü  Bajos costes de instalación y explotación.


Fuentes:
-          www.ecolagunas.com.

-      Guía Práctica para la depuración de aguas residuales en pequeñas poblaciones. Confederación Hidrográfica del Duero (CHD). MAGRAMA.
-       www.iagua.es